La formación que he recibido en investigación, metodología experimental y estadística me han llevado a concebir la psicología como una disciplina científica.

Creo que la investigación y la práctica clínica se retroalimentan y deben ser cuidadas a la par en el perfil de cualquier psicólogo/a. Esta convicción junto con mi vocación, me motivan a invertir de una manera orgánica, gran parte de mi tiempo libre en aprender y seguir formándome. Me decanto firmemente por prácticas basadas en la evidencia y los enfoques teóricos integradores para diseñar tratamientos individualizados que logren adaptarse al contexto e idiosincrasias de cada persona o de cada familia. Disfruto profundamente contribuir al bienestar de mis pacientes y ser testigo de su transformación.

En este sentido, vincular con mis pacientes es lo que personalmente más me gusta de mi trabajar en el ámbito clínico. Además, hoy en día sabemos que la relación terapéutica que se establece es una parte fundamental para el éxito de la terapia. Creo con entusiasmo en la colaboración y el poder del trabajo conjunto. El malestar de mis pacientes realmente me importa y sus progresos me aportan orgullo y bienestar. Aunque reconozco el mérito total de cada persona en su propio proceso de cambio, me siento honrada de poder acompañarlos y ofrecer mi ayuda para que experimenten una realidad más plena y satisfactoria en función de lo que esto signifique para cada cual.